Los callos forman parte del patrimonio gastronómico asturiano. De hecho, junto al pote, son el plato estrella del menú estrella de Oviedo, el Menú del Desarme. Ahora nace un

La nueva sede de CEG en Oviedo, ubicada en el Palacio de Congresos Príncipe pe Felipe, transformada para albergar eventos desde que la ciudad fue declarada Capital Española de la Gastronomía, ha sido el escenario de la presentación de la segunda edición de las Jornadas de los callos al estilo Oviedo, que darán comienzo el próximo viernes y se prolongarán hasta el día
10 de marzo, con la participación de 34 establecimientos hosteleros ovetenses. «Lo que buscamos es afianzar un producto que tiene mucho que ver con la historia de nuestra ciudad. Los callos ya son parte fundamental del menú del Desarme, pero creemos que se merecen unas jornadas propias», explica el presidente de la patronal hostelera OTEA, José Luis Álvarez Almeida.
Las jornadas cuentan con el apoyo del Ayuntamiento de Oviedo, que las considera un aporte más al extenso menú de eventos enfocados a la promoción de los productos gastronómicos que se ofrecen en la capital del Principado. «Citas como esta,
en las que queda reflejada la calidad de nuestra oferta, nos han llevado a conseguir el título de Capital Española de la Gastronomía y a ser muy valorados por los turistas. Los callos son un plato muy consolidado y muy ovetense, tengo que felicitar a Otea y a la Cofradía del Desarme por organizar estas jornadas», señala el concejal de Turismo, Alfredo
García Quintana.
Después de la presentación se celebró una charla sobre los callos que se suma a las actividades que se vienen organizando en Oviedo desde que la ciudad fue galardonada como Capital Española de la Gastronomía.
En el coloquio tomaron parte Francis Vega, médico nefrólogo y miembro de la Academia Asturiana de la Gastronomía; Luis Alberto Sánchez «Panero», gerente del matadero central de Asturias, y los cocineros Pedro Martino y Lucía Fernández. Entre todos hicieron un extenso repaso sobre texturas, tamaños, sabores o niveles de picante de este plato tradicional. También se habló de ellos desde el punto de vista de la salud.
«Los callos son principalmente proteína y agua. No llegan ni al 3 por ciento de grasas saturadas. El principal problema que tienen son el aditamento, la preciada salsa, pero todo con moderación puede disfrutarse», asegura Francis Vega.
También se puso sobre la mesa otro dicho popular: los callos deben ajustarse a «las tres pes», es
decir, «ser pequeñinos, picantinos y pegañosos». Durante la charla se matizaron algunas de esas características. «Tampoco tienen que ser muy pequeños. Los hay que parecen del tamaño de lentejas y así no se aprecia el sabor», sostiene Pedro
Martino. (Fuente: LA NUEVA ESPAÑA)