Los pasteles genuinos de Oviedo es el carbayón:: un pastel de hojaldre, almendra y yema que se ha convertido en un símbolo. Ésta es su historia. Camilo de Blas abrió sus puertas en febrero de 1914, instalándose en la calle Jovellanos de Oviedo, donde se mantiene intacta hasta la fecha. Popularmente a los ciudadanos ovetenses se les conoce como «carbayones».

Canal Cocina viaja hasta Asturias para ofrecer uno de los episodios de su programa ‘Dulces con historia’.

Se trata de un nuevo formato de producción original. En esta entrega, los espectadores podrán sumergirse en el pasado y el presente de Camilo de Blas, una confitería fundada allá por 1914. El programa aprovechará su paso por allí para fijarse en el pastel más emblemático de la casa, el carbayón. Este dulce fue creado en su obrador en 1924 y, desde entonces, se ha convertido en todo un referente de la gastronomía del Principado, pues es un bocado obligado para todos los turistas que se dejan caer por aquí.

Este episodio además sacará a la luz los orígenes de este dulce y, con ello, mostrará la sabiduría transmitida de generación en generación. «La producción ha sido realizada desde la máxima admiración y respeto hacia la tradición de las confiterías centenarias», explica Mandi Ciriza, de Canal Cocina. «Creemos que es importante crear este tipo de programas que contribuyan a poner en valor el trabajo que realizan cada día estas pastelerías para mantener vivas las raíces de la cocina dulce de su región», prosiguió. Con su apuesta firme por defender el lado más dulce de los lugares, los espectadores conocerán el nacimiento de un pastel que surgió de la mente del alcalde de Oviedo hace un siglo. Este le encargó a José de Blas la creación de un postre que representara a la ciudad en la primera Feria Internacional de Muestras de Gijón.

Y está claro que el pastelero dio en el clavo porque hoy en día seguimos disfrutando de esa receta, en la que se mezclan magistralmente hojaldre, almendra y yema. Hoy en día, este dulce lo versionan otras muchas tiendas, aunque ninguna logra la excelencia de Camilo de Blas, ese lugar en el que nació el carbayón, en honor al gentilicio popular que reciben los ovetenses. (FUENTE: EL COMERCIO»)